viernes, 7 de noviembre de 2014

INTERESTELAR o lo que el cine debe ser



Hay pocas veces en la vida en que un espectador promedio entra a una sala de cine y sale sorprendido por lo que acaba de ver, aun cuando haya una comunión especial o un repudio por lo que ha ocurrido en la pantalla el espectador sale alucinado, sorprendido y quizá confundido.

Es el momento en el que toda la magia se conjunta en un solo lugar para brindarnos una mirada personal pero a la vez entretenida y diferente de una cotidianidad apabullante y con momentos de solemne brillantez que hace que esa cinta proyectada sea una experiencia que sin importar el gusto personal se queda en ese espectador y vive para siempre.

Muchos de los autores ccontemporáneos han logrado eso cuando su obra pisa las pantallas de los cines comerciales y fusionan con gran alegría los dos puntos algidos de la creación cinematográfica llenando de autoría y a la vez de mucha comercialidad el producto que se encuentra exhibiendose en la gran pantalla.


Christopher Nolan ese director que nos ha llevado a lugares diferentes e interesantes desde la mirada de su propia mente y nos ha presentado juegos y narrativas alucinantes durante su corta y prolífica carrera ha vuelto, ahora ataviado de un producto enorme, grande, más grande de lo que uno pudiera pensar y que ha costado el que los estudios que han perdido toda conciencia y proporción de la autoría cinematográfica vuelvan a tener fé y a invertir en un proyecto donde lo más importante es la mirada y visión del director y del equipo que esta detrás intentando contar esa historia.
Si estamos ante una película digna de verse en la gran pantalla, con muchos millones de dolares invertidos que se ven y se escuchan en la puesta fílmica, una oda a la humanidad, a la vida y también a aquello que a veces se nos olvida, la trascendencia y la condición del ser humano de ser único en el universo, en ese lugar donde existen temas ambiguos como el tiempo, la creación y el origen de la vida.


Es ahí donde Nolan instaura su película con esta narrativa donde no hay una decisión real por la ficción como tal  para lograr un verosímil que inclusive raya en lo fantástico. Interestelar es la historia de un padre y una hija que deben separarse, es la historia de una búsqueda por la humanidad en todo sentido y a la vez es un viaje para el reencuentro de lo más importante de la existencia; el amor y la fé en los humanos. Todo esto parece sacado de una idea existencialista del mundo donde las cosas están por colapsar el universo esta por caer y todo volverse una oscuridad latente.

Y si para muchos esta cinta que es la más grande del director de la trilogía del Caballero Oscuro en todo sentido podrá ser aburrida, larga, abrumadora en su concepción, para otros más una lastimosa tomadura de pelo, para algunos cuantos una experiencia maravillosa y reconfortante, para otros pocos algo que en definitiva logrará la trascendencia como Solaris de Tarkovsky o 2001 de Kubrick, sin embargo y no importando la postura la cinta logra algo que hacía ya muchos años no estaba presente en la pantalla, esa sensación de sorpresa, asombro y espectáculo con algo más que buenos efectos especiales mezclado con un guión cerebral bastante absurdo en momentos pero genial en su desarrollo.

Hablar de Interestelar es hablar de una cinta obligatoria para cualquier amante del cine, una cinta construida con la fé y la mano firme de un director que ha demostrado su crecimiento y sobre todo que aunque a muchos les pese se ha erigido como un gran autor que ha logrado vincular la parte de la mirada con la explotación comercial del producto, cosa que debería tener extremadamente contentos a los productores de Hollywood que día con día nos demuestran su extremismo con los productos que presentan.

Interestelar es en definitiva una gran película, con excelente actores soportando las ideas argumentales, con una construcción casi milimétrica de los decorados y ambientes que dicho sea de paso están construidos en físico no son una gran pantalla verde o azul que después se convierte en imagenes generadas por un ordenador. Además el gran logro lumínico de Hoyte Van Hoytema que logra la espectacularidad de la luz en los diferentes planetas y mundos donde se coloca la película y por supuesto acompañados de un score ejecutado por Hans Zimmer que logra una de sus mejores piezas filmicas dotando a esas imagenes de una tridimensionalidad abrumadora.

Estamos ante una gran obra cinematográfica, algo que va a trascender y seguramente si no es valorada en este momento lo será al paso del tiempo. Lo que el cine debe ser sin duda alguna.