lunes, 26 de agosto de 2019

HABÍA UNA VEZ EN...HOLLYWOOD


Cada vez que un cineasta como Quentin Tarantino anuncia su próximo proyecto es un motivo de jubilo y emoción por parte de los cinéfilos empedernidos que de alguna u otra manera buscamos en la sala de cine una experiencia diferente. Lejos han quedado aquellos años en que uno iba al cine y encontraba diversidad de temáticas, obras de directores trascendentes y por supuesto diversión que nunca ha estado peleado con hacer un cine con una mano propia completamente autoral.  Actualmente los estudios poderosos no buscan estas miradas ya que están engolosinados con lo que si les deja dinero a raudales y que son cintas que no buscan más que entretener a una audiencia cada vez menos preocupada por los contenidos.

La novena película de Quentin Tarantino se llama "Erase una vez en Hollywood" y como el título adelanta se trata de un cuento, una carta de amor hacia ese cine que no existe más, hacia ese lugar donde los sueños se hacen realidad y donde todo en el marco de la ficción es permitido. Tarantino que inició su carrera siendo un cinéfilo y salto a la fama con su opera prima llamada Perros de Reserva(1992) ha logrado lo que pocos, crear un género en si mismo y hasta un estilo visual particular, desde la perspectiva de alguien que esta aún enamorado de aquellas cintas que actualmente son parte de una cultura pop comercial y que se encuentran dentro de ese momento de disfrute puro que puede lograr una sala cinematográfica. Así en esta cinta cuyo guión es de su total autoría Tarantino más que rendir un pleno homenaje a ese cine en desuso, logra crear un universo propio en donde nuestros protagonistas viven y se cuestionan el sentir de su propia existencia a partir de un mundo donde la fantasía y la ficción están en cada rincón de la realidad.

Rick Dalton(Leonardo DiCaprio) es un actor que tuvo su momento de gloria, pero que se encuentra en plena crisis de maduración en donde ya no puede interpretar héroes bien parecidos, sino solamente esta encasillado en villanos, cuyo principal objetivo es crear un estereotipo sin ningún tipo de profundidad, ni mucho menos entender el deseo del actor de crear un personaje, Cliff Booth(Brad Pitt) por el contrario es la cara opuesta de la moneda, su misión en la vida es cuidar a su mejor amigo Rick y funcionar como apoyo moral, espiritual y dejar que la estrella brille inclusive cuando el enfrenta los peligros más extremos como doble de riesgo. Así estos dos personajes caminan, hablan y se mueven en este universo lleno de estrellas, de sets de cine, de directores y de reflectores que reclaman una nostalgia absoluta por aquellos viejos tiempos. Aderezado con ideologías liberales, los hippies y las sectas que estallan como un detonante de la realidad dentro de una ficción idealizada por el cine y consagrada por las caras bonitas en la pantalla.

Charles Manson y su secta, que rompieron la estructura idealista del momento, hacen una ruptura espectacular del sueño que Tarantino lograr encausar como una más de sus fantasías, el sueño donde la frase "Que hubiese pasado si.." esta presente, como en Bastardos Sin Gloria más que cambiar la historia se dedica a contarnos una versión diferente de la misma que funciona como una realidad que solo el cine puede dar.

La música como en toda cinta de este director es el hilo conductor de sensaciones y mentalidades expresadas en ritmos, que van desde Kentucky Woman de Deep Purple, California Dreamin en una versión de José Feliciano, Neil Diamond con Brother´s love salvation show hasta Mrs. Robinson de Simon and Garfunkel y muchas bandas más que precisamente encuentran su lugar en esta fantasía ideada por el director que presenta una época dorada con la ruptura del sueño de forma abrupta y la critica de las clases y las ideologías del momento, enmarcado por un Hollywood lleno de personajes absurdos que viven en base al estatus social y al disfrute pleno de su profesión.

El diseño de producción de la película de Barbara Ling brilla por su grandilocuencia y también por su contenida explosión de colores. La Fotografía del maestro Robert Richardson esta potenciada por la época, por el tiempo y sobre todo por esas calles llenas de marquesinas con sueños por todos lados.


DiCaprio y Pitt lo mejor de la película, una pareja hecha en el cielo, Margot Robbie extraordinaria en su composición de una Sharon Tate completamente idealizada, Al Pacino breve pero divertida su participación en la cinta y por supuesto cameos de personajes ya conocidos como Kurt Russell y Michael Madsen.

Así Tarantino nos ofrece su obra más madura, mas personal, mas libre, con una visión única de lo que  es el cine y el hacer cine, con un oficio muy creado, dejando de lado su toque Tarantinesco, sin perder su estilo volviéndolo uno de los autores contemporáneos más importantes de este momento.

No hay que perder de vista que todo lo que está en la cinta es referencial y a veces si no se tiene el contexto se puede perder en el no entendimiento de la obra en completo. Pero lo bonito del caso es que si no se sabe en el momento, debería de obligar a buscar a investigar y darle una segunda vista con dichas referencias para que la experiencia sea completa.


EL VEREDICTO es un homenaje a ese cine que no existe más. Una obra mayor de un director maduro, diferente, extremo y con muchas cosas para decir y aunque se escuche extraño, es una de las miradas y voces más frescas de la cartelera actual y que bueno que sigue filmando de esa manera y que los estudios siguen arriesgando su dinero en este tipo de creadores.

Divertida, reflexiva, diferente al cine que nos tiene acostumbrado Tarantino pero no por ello se pierde en su propio universo, con secuencias de antología (ver la aparición de Bruce Lee o el Climax final) que seguramente quedarán indelebles en la historia del cine.


CALIFICACIÓN 9 DE 10
DIRECTOR: QUENTIN TARANTINO
ACTORES: LEONARDO DI CAPRIO, BRAD PITT
GÉNERO: COMEDIA, DRAMA