En la pasada entrega del Oscar se vivió una noche dicen muy
especial para México con la participación y premios otorgados a los mexicanos
Alejandro G Iñarritu, Emmanuel Lubezki y en general a varios personajes que
estuvieron involucrados en la creación de la cinta BIRDMAN que se llevo a casa
la estatuilla dorada y pese a todo el revuelo que ha causado esta noticia y en
especial al discurso que nos otorgo el Sr Iñarritu donde pide un mejor gobierno
y mejores cosas para los migrantes en Estados Unidos, la realidad se impone al
pensar la historia del cine mexicano con la Academia de cine y el ventajoso
poder que crece cada año en las pantallas nacionales por tener un público ávido
de ver cine mexicano y que desafortunadamente se queda solo en un porcentaje ya
que el cine Americano y de otros países nos gana y nos barre de una manera
inaudita.
En la época de oro en adelante se gestó una industria con
producción de historias nacionales que rayaban en lo histórico, comedias
bobaliconas o películas de charros, dramas de familia y por supuesto una que
otra cinta de Ciencia Ficción y de Terror. Ahí el cine estaba hecho para todo
el mundo, el precio de la entrada era algo accesible y por supuesto que al cine
iban familias enteras a disfrutar de películas que hablaban de su ideología de
su forma de pensar o simplemente los hacían soñar con un país inexistente pero
que mostraba su lado amable y moralino frente a las situaciones ocurridas en ese
tiempo.
Dicen que el cine decayó en la década los 80´s dando lugar a
un cine de segunda categoría, sin embargo la industria de cine se mantuvo a
flote gracias a los “churritos mexicanos” esas cintas de albureros, ficheras y
otro salvaje mexicanismo que lograba seccionar al público desde aquel que
gustaba de picardía hasta el que
simplemente quería divertirse viendo a los héroes nacionales como los Hermanos
Almada o Valentín Trujillo violentarse ante la adversidad de sus historias,
fueran narcos, traficantes o justicieros siempre había una razón para abarrotar
las salas viendo nuestro cine.
Sin duda después el llamado nuevo cine mexicano nos trajo
obras dispares y fue un tiempo de prueba y error. El público veía cintas como
La mujer de Benjamín de Carlos Carrera que en ese tiempo gano varios premios y logró
que se viera como un breve ejercicio de estilo de un cineasta nuevo o Sólo con
tu pareja de Alfonso Cuaron que en ese momento represento el regreso del
público a ver cine nacional y entender que se puede realizar una comedia libre
de albures y mala calidad con otros temas de moda como el SIDA. Esta etapa recupero a la audiencia? Por
supuesto que no, inclusive hubo varias cintas de este periodo que cayeron en la
oscuridad total y jamás vieron la luz en salas o bien dieron el semanazo como
la cinta de Guillermo del Toro Cronos que simplemente aquí en México no se vio
y gusto más en el extranjero.
Después de todo ese proceso el cine nacional se erige ahora
como un generador de audiencia, la prueba ha sido en estos últimos años
productos como No se aceptan
devoluciones o Nosotros los nobles que han logrado escalar la posición
envidiada por nuestro cine frente a producciones extranjeras. Si bien es cierto
que aquí hay taquilla, la pregunta es: y
la calidad? Hemos superado la etapa del “churrito de segunda” y la respuesta es
triste y contundente NO.
El hecho de que nuestro cine se hinche de orgullo porque
cineastas como Iñarritu o Del toro o Cuaron hayan dejado su país para filmar
proyectos de más envergadura y calidad en otro país es algo malentendido. Si
Birdman gano los premios oscar en este año bien por Iñarritu, Bien por Lubezki
pero que mal por nuestro cine, porque lo mejor que tuvimos en la producción
nacional de este año fue CANTINFLAS (esto según la academia de cine mexicano) y
esa apuesta fue lo que lanzamos como candidata al premio Oscar. Qué vergüenza
que solo para eso nos alcance a enviar una cinta que costó 40 millones de
pesos, un presupuesto bastante decente para una cinta latinoamericana y que definitivamente
en cuestiones de calidad no sirva para ganar una nominación.
Hay que tener bien puestos los pies en la tierra, que
nuestro cine gane dinero en taquilla, que la gente que va al cine decida ir a
ver una película mexicana es un gran avance sin embargo no hace una industria
sólida ni mucho menos genera mejores películas y mejores ideas para llevar a la
pantalla. El cine nacional está en el lugar que le permitimos estar porque el
espectador promedio se conforma con que este medio bien hecha y medio bien
contada y que tenga el tema de moda o la canción de moda para que pague un
boleto y diga que vio algo muy bueno. Es momento de levantar la voz y decidir
que queremos como identidad nacional, un cine a la Michael Bay mediocre y que
gane mucho dinero o un cine comprometido que genere diversidad, temas propios,
que no decida copiar formulas de otro lado, que mexicanice su contenido, que
aparte de ser un cine con mirada logre conectar con la audiencia y que así como
se produzcan cintas extremadamente comerciales ( que también es muy válido) que
dichas cintas permitan la creación de otras con más seriedad y sobretodo
calidad.
Felicidades a González Iñarritu, a Cuarón a Del toro a
Lubezki, una lástima que ya no estén aquí donde cada vez más se recorta el presupuesto
a cultura, al CCC, en el lugar donde hacer cine es más que una aventura, es una
desgarradora travesía. Aquí donde se necesitan miradas e ideas, menos
reflectores y alfombras rojas. Aquí en México.