martes, 3 de marzo de 2015

OSCAR (la inesperada virtud del cine mexicano)



En la pasada entrega del Oscar se vivió una noche dicen muy especial para México con la participación y premios otorgados a los mexicanos Alejandro G Iñarritu, Emmanuel Lubezki y en general a varios personajes que estuvieron involucrados en la creación de la cinta BIRDMAN que se llevo a casa la estatuilla dorada y pese a todo el revuelo que ha causado esta noticia y en especial al discurso que nos otorgo el Sr Iñarritu donde pide un mejor gobierno y mejores cosas para los migrantes en Estados Unidos, la realidad se impone al pensar la historia del cine mexicano con la Academia de cine y el ventajoso poder que crece cada año en las pantallas nacionales por tener un público ávido de ver cine mexicano y que desafortunadamente se queda solo en un porcentaje ya que el cine Americano y de otros países nos gana y nos barre de una manera inaudita.


En la época de oro en adelante se gestó una industria con producción de historias nacionales que rayaban en lo histórico, comedias bobaliconas o películas de charros, dramas de familia y por supuesto una que otra cinta de Ciencia Ficción y de Terror. Ahí el cine estaba hecho para todo el mundo, el precio de la entrada era algo accesible y por supuesto que al cine iban familias enteras a disfrutar de películas que hablaban de su ideología de su forma de pensar o simplemente los hacían soñar con un país inexistente pero que mostraba su lado amable y moralino frente a las situaciones ocurridas en ese tiempo.


Dicen que el cine decayó en la década los 80´s dando lugar a un cine de segunda categoría, sin embargo la industria de cine se mantuvo a flote gracias a los “churritos mexicanos” esas cintas de albureros, ficheras y otro salvaje mexicanismo que lograba seccionar al público desde aquel que gustaba de picardía  hasta el que simplemente quería divertirse viendo a los héroes nacionales como los Hermanos Almada o Valentín Trujillo violentarse ante la adversidad de sus historias, fueran narcos, traficantes o justicieros siempre había una razón para abarrotar las salas viendo nuestro cine.
Sin duda después el llamado nuevo cine mexicano nos trajo obras dispares y fue un tiempo de prueba y error. El público veía cintas como La mujer de Benjamín de Carlos Carrera que en ese tiempo gano varios premios y logró que se viera como un breve ejercicio de estilo de un cineasta nuevo o Sólo con tu pareja de Alfonso Cuaron que en ese momento represento el regreso del público a ver cine nacional y entender que se puede realizar una comedia libre de albures y mala calidad con otros temas de moda como el SIDA.  Esta etapa recupero a la audiencia? Por supuesto que no, inclusive hubo varias cintas de este periodo que cayeron en la oscuridad total y jamás vieron la luz en salas o bien dieron el semanazo como la cinta de Guillermo del Toro Cronos que simplemente aquí en México no se vio y gusto más en el extranjero.


Después de todo ese proceso el cine nacional se erige ahora como un generador de audiencia, la prueba ha sido en estos últimos años productos como  No se aceptan devoluciones o Nosotros los nobles que han logrado escalar la posición envidiada por nuestro cine frente a producciones extranjeras. Si bien es cierto que aquí hay taquilla, la pregunta es:  y la calidad? Hemos superado la etapa del “churrito de segunda” y la respuesta es triste y contundente NO.
El hecho de que nuestro cine se hinche de orgullo porque cineastas como Iñarritu o Del toro o Cuaron hayan dejado su país para filmar proyectos de más envergadura y calidad en otro país es algo malentendido. Si Birdman gano los premios oscar en este año bien por Iñarritu, Bien por Lubezki pero que mal por nuestro cine, porque lo mejor que tuvimos en la producción nacional de este año fue CANTINFLAS (esto según la academia de cine mexicano) y esa apuesta fue lo que lanzamos como candidata al premio Oscar. Qué vergüenza que solo para eso nos alcance a enviar una cinta que costó 40 millones de pesos, un presupuesto bastante decente para una cinta latinoamericana y que definitivamente en cuestiones de calidad no sirva para ganar una nominación.


Hay que tener bien puestos los pies en la tierra, que nuestro cine gane dinero en taquilla, que la gente que va al cine decida ir a ver una película mexicana es un gran avance sin embargo no hace una industria sólida ni mucho menos genera mejores películas y mejores ideas para llevar a la pantalla. El cine nacional está en el lugar que le permitimos estar porque el espectador promedio se conforma con que este medio bien hecha y medio bien contada y que tenga el tema de moda o la canción de moda para que pague un boleto y diga que vio algo muy bueno. Es momento de levantar la voz y decidir que queremos como identidad nacional, un cine a la Michael Bay mediocre y que gane mucho dinero o un cine comprometido que genere diversidad, temas propios, que no decida copiar formulas de otro lado, que mexicanice su contenido, que aparte de ser un cine con mirada logre conectar con la audiencia y que así como se produzcan cintas extremadamente comerciales ( que también es muy válido) que dichas cintas permitan la creación de otras con más seriedad y sobretodo calidad.

Felicidades a González Iñarritu, a Cuarón a Del toro a Lubezki, una lástima que ya no estén aquí donde cada vez más se recorta el presupuesto a cultura, al CCC, en el lugar donde hacer cine es más que una aventura, es una desgarradora travesía. Aquí donde se necesitan miradas e ideas, menos reflectores y alfombras rojas. Aquí en México.

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