Y como hace
algunas décadas la temporada de Semana Santa era un sinónimo de paz y armonía y
también de películas bíblicas que se estrenaban en los cines, después de tanto
éxito promulgado por el productor de las mismas el gran Cecil B de Mille el
género fue olvidado ya que los productores decían que la gente no quería ver
historias que pusieran en controversia la diversidad de fé y la espiritualidad.
Sin embargo esto de a poco ha sucumbido a intereses que nada tienen que ver con
la fé y obviamente a una cuestión de probar si este tipo de cine puede generar
ingresos en taquilla. Es así que la primer película de esta nueva serie de
cintas basadas en “el libro” es NOÉ curiosamente dirigida por Darren Aronofsky;
un director que se ha caracterizado por su cine no convencional y sobre todo
independiente. Esta es la primera vez que Aronofsky decide meterse de lleno en
el mainstream del cine y además de pregonar que esta es su cinta más añorada y
personal se ha buscado que la misma se mantenga neutral en relación con la
historia no oficial del personaje y las creencias del pueblo.
Noé
interpretado por Russel Crowe es un hombre sencillo que es elegido por el que
llaman “el creador” para llevar a cabo la misión de salvar los últimos
vestigios de inocencia de la humanidad, que curiosamente no son los humanos,
sino todos los animales salvajes, ya que en el universo de la película el
hombre es la causa de todos los males del mundo (nada alejado de la realidad).
Para ello deberá armar un arca y ahí crear un nuevo ecosistema para poder
viajar junto a su familia y sobrevivir al diluvio.
Hasta aquí
las ideas parecen congruentes con la historia oficial, sin embargo Aronofsky se
las ingenia para mezclar el relato fantástico con ideas muy personales sobre el
origen del hombre y vemos como la cinta que en un inicio se piensa basada en un
hecho bíblico se convierte rápidamente en un arquetipo de la ciencia ficción y
de cualquier película del señor de los anillos.
En este universo también hay magia, drogas
alucinógenas y seres de piedra que defenderán el destino de Noé hasta las
últimas consecuencias. El reparto de la cinta lo componen Jennifer
Connelly como la abnegada y terca esposa
de Noé, Emma Watson que no muy alejada de su personaje en Harry Potter
interpreta a Illa la hija adoptiva de la pareja y finalmente Logan Lerman que
anteriormente había ya trabajado con Watson en la cinta “Las ventajas de ser
invisible” con actuaciones especiales de Anthony Hopkins como Matusalén y Ray
Winstone como Tubal-Caín el villano rudo de la historia. Una cinta plagada de
clichés, absurda por momentos en todo sentido y a veces con una narrativa
entrecortada sin relación y quizá lo más grave que cae en lugares comunes de
cualquier subproducto de Hollywood con el afán único de vender y crear un
cuento que pueda gustar al gran público.
Por otro
lado Aronofsky famoso ya por arriesgar en su narrativa, acá se nota apaciguado
y taciturno quizá por la presión misma de estar frente a una cinta de 125
millones de dólares, escenarios digitales y casi todo creado por computadora.
Vale la pena si uno desea simplemente pasar el rato, olvidarse de la historia
oficial y quizá entender que también de personajes bíblicos se puede construir
una aventura divertida y con alto contenido de acción y fantasía mezclada con todo
el poder de Hollywood, cosa que no está mal si la intención misma es esa.
Darren Aronofsky puede hacer cine al estilo Peter Jackson aunque usted no lo
crea. @castillomaldito
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